sábado, 8 de octubre de 2011

y llegó octubre

Pasan los días, los meses y me acerco sin querer a un primer aniversario. Todavía no lo comprendo. Me armé mis lindas fantasías para protegerme pero carecen de sentido en el día a día. De hecho, creo que son más imposibles como método de supervivencia que inclusive sumirse en la crudeza de entender la ausencia. Sería más saludable doblegarse a la realidad sin tantas artimañas.
Volví al comienzo para reencontrarme. Apreté el “reset” y configuré de nuevo la maquina. Será por eso que llegué nuevamente a mi viejo blog, me releí y me sentí tan estúpida. ¿Acaso mis miserias, desamores, incomprensión colectiva, y miles de "blas" se equipara a tremendo dolor? Le solté la mano a quien me abrigaba y reemplazaba el término de familia, amor y así hasta alcanzar cada término del diccionario corriente.
Daría lo que sea por tener estos meses de besos, abrazos, palabras, chistes y vivencias que me perdí. Sin contar siquiera los años que vendrán. Re signifiqué valores, otros se potenciaron. La casa está tan desabrida como yo y la necesidad de lastimarme para amortiguar los fantasmas que vuelven se acrecienta. No siento la gravedad, el aire, me volví friolenta y mucho más cerrada con mis convicciones.
Todo es un recuerdo potencial. Hay tanto río que corrió pero siento que dentro de poco va a aflorar un manantial que no creo poder contener. Estarán las mismas personas que en un comienzo y durante el trayecto me ayudaron a tomar una bocanada de aire. Las mismas caras que adopto, sin dudas, y elijo hoy como familia o es probable que ellos me hayan adoptado a mí inconscientemente. Párrafo aparte ameritan las personas en general pero ya me encargaré cuando tenga ideas más claras y menos tempestuosas. Necesito, imperantemente, eliminar eso de mi sistema, drenarme aunque sea a través de míseras palabras.
Por lo menos ahora lo siento así.

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