sábado, 12 de agosto de 2017

Patear el tablero

Soy producto de mi crianza, de experiencias pequeñas o extensas pero siempre significativas, de lo que imaginé e idealicé para mí misma. Soy fruto de mis alegrías, mis logros, mis fracasos y mis tristezas. Habría que detenerse y enfatizar en cómo modifica el dolor a las personas, su paso siempre deja rastros y es imposible calificarlos como buenos o malos.

Retomando con el tema inicial cuando ya todo estaba cerrado y envasado para ser disfrutado… emmm no think again el producto se ve modificado en su totalidad o parcialmente. 

Ojo eh que con todo ese ajetreo del dolor y los rastros también me formé y me dieron un lindo papelito que podía enmarcar, colgar y exhibir para que toooodos vean quién soy, cuánto valgo y hasta dónde llegué. SEEEE soy licenciada ahora dame el puesto que merezco o el lugar que debo ocupar, ahhh ¿no es así?

Capitulo número ¿3 o 4? Sea el numero que sea a este le sumamos dos nuevos ingredientes mi frustración y el juicio del otro (porque estoy lo suficientemente vulnerable para que me importe) que también decide quién soy, de qué estoy hecha, qué tengo que hacer, blablablaaaa. Entonces compro algunas de sus acotaciones, me las cargo en la espaldita y ahora adoptaré nuevas insatisfacciones como si se me hubieran ocurrido a mí. Aunque el interlocutor sea el menos indicado para aconsejar algo repica en la capa de mis sesos, sí es ese comentario conch#do que debería descartar pero no lo logro.

Un día porque siempre llega ESE bello y liberador día en el que ya colmaste todos esos lugares a donde enviabas la merda de la gente. En ese momento algo explota o tu cuerpo o tu actitud se manifiesta nunca de manera coherente y ordenada (humillación ahead). Suena un toque aterrador porque verdaderamente perdes el control. Sin embargo, es lo mejor que te puede pasar. El que llego a ese casillero conmigo está en la fase de revelación, les mando un abrazo y fuerza virtual.

martes, 25 de julio de 2017

Sonámbula

Qué peligrosa que soy a la madrugada sin nada de sueño. Leo, escribo, borro y encuentro cada cosa como algunas de las cosas que voy a transcribir.... desconozco el momento que lo hice pero para mi sorpresa encaja perfectamente con algunas de los sentimientos-pensamientos que estoy atravesando.


Delego mi iniciativa continuamente y culpo a alguna divinidad o algún ente superior. Siempre se esconde la mugre dentro del placar para no incomodar al resto con la miseria ahí tan expuesta. No me debería importar la mirada del otro o los otros pero no lo puedo evitar. Llegamos, entonces al momento obvio en donde me aíslo clamando por un alma solidaria que se apiade de mis vueltas. Ya no existen los claroscuros porque usualmente me instalo en un agrisado. Hoy elegí cuestionarme porque estoy arrastrando el ánimo de un terrorista y adoptando un total look de linyera que no me sienta del todo bien. Quedarme quieta aviva el cortocircuito neuronal y no puedo parar de pensar. Necesito hacer algo ya para serenar tamaña ansiedad. Tenía ideado otro escenario para mí. Soy exagerada porque no estoy con las piernas trabadas en arena movediza pero no puedo parar de torturarme con mis imágenes idílicas. El clásico expectativa-realidad pero reversionado y como un loop en mi cabeza así hasta exprimirme una bendita idea original para explotar.  

domingo, 15 de enero de 2017

Tirar, donar, vender y sanar

Antes de empezar con el sinsentido que me caracteriza quisiera expresar el inmenso amor que le tengo a este blog. Textos malos, buenos, incomprensibles, depresivos, lo que sea en el momento que lo precisaba. Generalmente no tengo ningún lector en mente, es mi momento egoísta esplendoroso que se abre camino y se deja llevar por lo que sea que está transitando (como está ocurriendo en este mismo instante). Me encanta saber que dentro de mi desorden generalizado acá encuentro congelados muchos momentos que tendrán algún tipo de importancia para mí, la computadora podrá explotar en mil pedazos, el papel podrá arder pero este blog permanecerá. No voy a mentir muchas veces releo y me genera una vergüenza descomunal. Sin embargo, prevalecerá mi auto comprensión y mi pequeñísima estima.
Ahora bien, en este momento estoy en pleno proceso de limpieza lo digo de modo figurativo y también literal. Se trata de una habitación que se mantuvo intacta por muchos años con papeles, libros, cartas, juegos, estudios, fotos, regalos, ropa, etc. Un verdadero desastre (y no, no tengo el síndrome de Diógenes) pero entiendo que en esa habitación llenísima de cosas también guardaba mi cobardía. Había que abrir la puerta poner manos a la obra, observar y discernir qué es aquello que debe irse, lo que queda y aquello que DEBE transformarse. En breve cumplo 30 (miiiiiierda) tal vez eso tenga que ver… me dio algo de fortaleza para abrir alguna carta cerrada, alguna foto escondida. Algunos tesoros encontrados en este “depósito” me desintegraron la garganta aunque no lloré, no aflojé y no cerré la puerta de la habitación. Sigo con mis ganas de terminar el trabajo que empecé. Los que me rodean ni se imaginan la terapia que me estoy mandando ahí metida entre bolsas de consorcio y cajas.

La última reflexión que voy a dejar… desde chica sentí que llegaba tarde a las cosas, la manada las descubría antes y yo era la freak que caía 10 años más tarde. Es decir, a los 30 la mayoría de las mujeres (no toooodas, pero tengo que generalizar sorry) está tratando de agarrar el último bondi que la deja en la casa de la esquina con la cerquita blanca el perro lanudo, el bebé regordete y el tipazo que lo acuna. Y yo recién empezando a limpiar la habitación y relatándolo súper heroica, sin ningún tipo de deseo de correr siquiera el camión de basura. ¿Preocupante?