miércoles, 20 de noviembre de 2013

Inercia vehemente

Por ese minuto suspendido en el aire que me dio a entender que ya no asumo ningún riesgo. Por ese chico que dejé que se vaya con algún argumento pedorro que inventé sólo para espantarlo. Por esa discusión que dejé pasar porque ya no tenía fuerzas. Por esas palabras que ahora están atravesadas en mi garganta y únicamente deberían estar entre sus remordimientos. Por tanto que no logro empezar o terminar porque mi motivación es inexistente. Por ese cuidado ausente fruto de la no voluntad que tengo. Por convertirme en una suerte de ficus humano y al sincerarme comprendo que bastardeo al pobre vegetal. En todo eso está la necesidad que tengo de que vengas a sostener todo el dolor que dejaste acá.