miércoles, 19 de diciembre de 2012

madrugada punzante

La pureza que no se licúa. Podría escurrirse pero pese a todo, nada logra resquebrajar el orgullo desmedido. Esa perla está custodiada por el temor de perder lo único valioso que sostenías, se mantiene intacta y aún así te estorba ¿De qué sirve atesorar? Cuando disfrutes y las estructuras comiencen a temblar, creo que se ganará mucho más de aquello que se deja atrás. Cuanto mayor se expanda la mente, las alas despojarán al cuerpo y permitirán que los ojos se despojen del velo que los recubren. Tal vez sean las altas horas de la madrugada. Quizás sea la migraña punzante o el llanto atrevido que vuelve y descoloca. No creo que sea importante la procedencia… únicamente será relevante la interpretación de las señales que no te atreves a explorar.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Cartas al cielo

Por momentos creo que es tiempo de despedirte y lograr disociarme del recuerdo. Pero la verdad es que cuando me retrotraigo al pasado logro alcanzarte. Aparece la versión antigua de mi misma y eso también me produce una gran nostalgia. Cuando me concientizo lo suficiente de tu ausencia, no me siento del todo bien. Todo se sombrea y sólo necesito de tu luz. Encuentro la fuerza suficiente para enfrentar cualquier embestida cuando vuelvo a vos. Quiero abrazarte, quisiera escuchar tu risa por los pasillos… ufff tantos imposibles quiero. El dolor está como retenido quién sabe dónde. Sin embargo, añoro cada día. Aún más que antes.