jueves, 13 de octubre de 2011

Mrs H

Dueña de una pureza invaluable, una joya extraordinaria pero un poco dañada. Mordiste el polvo y escupiste la mugre que se almacenó en la comisura de tu boca. La inocencia es una virtud pasada, ya no te queda nada de eso. Lloraste por el amor que jamás tuviste. Buscas con los ojos sesgados y eso es sólo una parte. Ante todo, tu estandarte es y será la desconfianza. Sos impenetrable. Lo entiendo es que sufriste demasiado en un lapso apretado. Los perdones no te llegaron o fueron siempre impuntuales. Las excusas son tu compañía porque un ladrón te arrebató lo poco que acumulabas de entereza.
Tu libertad es exultante, provocadora y, muchas veces, mentirosa. Te llevas gente cerca para, finalmente, soltarla con prisa. Es un plano tortuoso para mitad de camino. A este ritmo y con el “modo automático” puesto en tus cuerdas vocales, tendrás a futuro grandes magullones. Él está ahí afuera y vos sos así. Nuevamente figurita repetida. Y esa palabrita que tanto odias: destino te quiere venir a cobrar la cuota que te prometió sería la última.
Intentaste ser fuerte, después una verdad pero de nada te valió. Para el resto sos una más y eso te lastima. Tus colores se agrisaron. Ahora sos un paredón de hormigón hueco, cualquiera puede desintegrar el interior de la mezcla. Aunque te mantengas de pie, tus sentimientos son demasiado inestables y eso es de público conocimiento. Cuando transites la ansiada seguridad, los deslices se borrarán de tu historial porque no existirá martirio que te anule lo suficiente. Lo seguirás intentando porque, como ya sabes, estamos sólo de paso.

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