Extrañé tus abrazos y tus palabras que me llenaban de energía. Te necesité y nuevamente recordé a esa enfermedad tan nefasta que odio de manera desmedida. La que deja el más inmenso dolor, vacío el corazón y tanto otro más por intentar armar. Llevándose personas tan valiosas, irremplazables. Nos quedan tantos buitres ventajeros que las hacen y jamás las pagan. Asco de gentuza. Realmente no entiendo, me encantaría hacerlo... así me lastimarían menos. Pero no es el caso y es una verdadera pena.
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