De
manera intima nos despedimos sin mediar palabra, sin estrechar las manos ni
siquiera fundirnos en un abrazo, existió un beso o varios que no fueron
correspondidos. De la misma forma intima y silenciosa te saludo en estas fechas
como cada año, y así seguirán pasando. Siempre busco pero por más que lo fuerce
no tengo la fortuna siquiera de una señal. Me resigné que esta será la forma de
ahora en más, no me reconforta aunque encontré un pequeño lugar de equilibrio
que me brinda calma. Por momentos un profundo suspiro es un vestigio que lo
entiendo como dolor acumulado con el paso del tiempo. Acompaño a quienes
transitan estas fechas festivas con una ausencia o más en la mesa, esa silla o
cabecera vacía que atestigua ese nubarrón negro que por momentos te escolto de modo
impasible y plausible a la vez. Considero que los míos están en una nube
espumosa y purísimamente blanca porque ya me reconcilié con muchas viejas
sombras. Te
dejo un deseo que si estuviste revoloteando por mi cabeza sabes cuál es…
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