viernes, 20 de marzo de 2015

Cínica o espiritual

Braceando con fuerzas, adentrándome en lo más profundo del remolino con extrema rapidez. Puedo escuchar las olas rompiendo en las rocas, siento como el viento moviliza cada hoja y doblega lo más sensible. Sin embargo soy incapaz de atender los ruidos y la virulencia que surge desde adentro porque ignoro que todo confluye inevitablemente en algún lugar. 

Creía que el desorden sólo se desarrollaba puertas afuera pero mi cuerpo se manifiesta vehemente para que me detenga y ponga los cinco sentidos en alerta. Ya está, captó mi atención ahora entiendo aún con dificultad que mi rasgo irascible no es la forma correcta para tratar de comprender. Me mandaron una suerte de gurú o ángel que me intenta ordenar, poner en eje. La parte difícil será plantarse frente a gente maligna que observo con claridad pero que en definitiva no comprendo cómo batallarlo. También debería elegir una esquina para pararme y así confrontar con el o los fantasmas. 

El cinismo y la ceguera jamás dan frutos, únicamente son anteojeras que dirigen a una ruta unilateral fugaz. Inmaterializar mis sentidos, mis pensamientos y poder sanar de adentro hacia afuera. Reconciliarme con mi lado más sensitivo, poder perderme con lo más hondo de mi percepción hasta encontrar ese estimulo que me clarifique la vuelta o que me revele mi nuevo espacio a futuro.  

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