Se podría escapar de la manada saliendo de manera ilesa o bien, se podría curar un desgarro del corazón (léase de modo figurativo). Hasta qué punto soportaría tus incongruencias, y tus sinsentidos que claramente comienzan a mostrar tus hediondos colores grisáceos. De qué manera se manifiesta la irritación que me generas… Definitivamente no tengo la respuesta pero lo único que siento es que se engrandece con el paso del tiempo y te volves abominable. Diferencias irreconciliables que ni siquiera me suman o nos suman para encontrarnos en el punto medio. Tu indiferencia a las emociones ajenas no me nefrega porque yo soy del grupo selecto que se involucra. Pequeña palabra que aún no experimentaste, qué pena. Tal vez mi error sea confundir los señores errores con una de tus “no tan” sutilezas o deslices. Y acá estoy con más de un puñado de pequeñísimas sutilezas que me vas dejando y me han empujado por las afueras de las praderas de mi tolerancia. Poco raciocinio o nulo, enajenamiento, incapacidad afectiva y seguimos en ese circuito. Todo eso lo priorizas y me parece perfecto. De hecho, creo que deberías sujetarlas más fuerte para por fin abrazarlas y que te puedan acompañar (como yo no puedo hacerlo) de tu ceguera en adelante. Basta para mí, basta de vos.
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