martes, 29 de enero de 2013

venenosa

Te llego el turno finalmente… Deambulas por todos lados haciendo desastres, deslizándote entre el rol de víctima y villana. Estás condenada a la desgracia porque seguís obviando tu responsabilidad. Ambicionando cada vez más con lo ajeno. Sin vergüenza, descerebrada y ridícula. Aunque tal vez ingrata también te defina porque tus acciones son imperdonables. Esa ambigüedad como una péndula hace estragos alrededor. Piensa, habla, actúa en forma inversamente opuesta. Tus errores sólo son visibles en otros, esa mezquindad me espanta. Te metes en mambos impropios. Sin embargo, no logras reconocer que sos el artífice de todo el daño. Tengo un nuevo calificativo para vos: oportunista. Deberías hurgar en tu miseria y dejarte de espolvorear con bosta el camino de quienes juraste proteger. Me revuelve las tripas… Rompiste promesas, códigos y lo más importante: desgranaste la ¿buena? imagen que solía tener de vos. Esa ya no existe, ni siquiera subsiste un recuerdo. Una verdadera pena. Ahora bien, es necesario que me recuerde ante cada uno de tus vapuleos que no tengo que sufrir y tampoco creo que deba cargarme con tu mufa. No obstante, no llego a esquivarlo todo. Siempre me como algún garrón, no tengo la suficiente cintura. Estoy en ese proceso de aprendizaje. Vivís en ese mundillo que te creaste para poder ser dueña y señora… no te engañes más, sos sólo una mediocre. Te suelto la mano, te digo adio´, buscá el perdón de allá arriba.

domingo, 13 de enero de 2013

Abandono

Abandona el castigo que te obliga a sentir aquello que todavía no estás experimentando. Abandona tu cabeza sin culpas. Abandona los prejuicios que te exigen una postura retrógrada. Abandona los discursos que ya has memorizado y experimenta la fluidez de la improvisación. Abandona el pasado por más esplendoroso o tormentoso. Abandona a tus oídos y dedicate a observar cada detalle. Abandona las estupideces que te hizo o que dijo porque sólo te carcomen las neuronas. Abandona a ese platónico que justamente por algo es una utopía (ayuda mental: ya es lo suficientemente redundante). Abandona a ese otro imprescindible que siempre te siguió como un perro, no es un lindo accesorio. Abandona a quien te defraudó porque lo volverá a hacer. Abandona la locura ajena que te sumerge en el infortunio. Abandona el cuerpo y deja que respire tu alma...