Mis
pensamientos son un entramado de preguntas que se reproducen a una velocidad
que no puedo controlar y pese a que intento buscar justificativos todo se
escurre de mis palmas. Tampoco puedo registrar aquello que intentan explicarme
porque me volví un ser espinado que lastima al roce. Me arrastraría hacia donde
estés con la fortuna de conseguir cobijo en tus brazos, así quizás encuentre
consuelo o más nafta para todo el tramo que queda por transitar. Muchos dicen a
modo de conforte: “Esto tal vez llega para que aprendas algo”; y cómo me irrita
esa frasecita. Todavía me retuerzo por dentro tratando de encontrar el gran aprendizaje
que me dejó tu partida tan repentina. Por lo tanto confieso que ignoro
completamente el saber o el conocimiento que conlleva esta nueva encrucijada.
Comprendo que el enojo no me conduce a ningún lugar viable pero como en tantas
oportunidades me lo voy a permitir. Es el proceso que conozco con total
claridad: tristeza, ira y entumecimiento en mi sentir. Mientras tanto espero
agazapada todo lo que viene con este temporal.